El entorno empresarial actual se caracteriza por su constante evolución y alta incertidumbre. Factores como la transformación digital, la volatilidad económica, los cambios regulatorios y los riesgos cibernéticos han hecho que la gestión de riesgos sea una prioridad estratégica para las organizaciones. En este contexto, la implementación de ISO 31000:2018 (Gestión del riesgos-Directrices) se ha consolidado como una herramienta clave para fortalecer la resiliencia empresarial y garantizar la sostenibilidad a largo plazo.